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La reformulación de alimentos procesados ante la obesidad infantil

Dr. Daniel Boone-Villa

Escuela de Medicina UN   

Universidad Autónoma de Coahuila  

 

Dra. Janeth Ventura-Sobrevilla

Escuela de Ciencias de la Salud   

Universidad Autónoma de Coahuila  

 

La obesidad infantil es, sin duda, uno de los problemas de salud pública de mayor importancia para nuestro país. Para el año 2016, en el mundo se estimaron más de 380 millones de niños y adolescentes con sobrepeso y obesidad1.

En México, a través de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (2018) se encontró que el 8% de niños de 0 a 4 años vive con sobrepeso, mientras que el 36% de niños de entre 5 a 11 años y el 36% de adolescentes de entre 12 a 19 años, presentan sobrepeso u obesidad2. En palabras más claras, prácticamente 1 de cada 3 mexicanos entre 5 y 19 años tiene un peso mayor al recomendado.

México es conocido por tener una dieta nutricionalmente desequilibrada conocida como dieta del tipo occidental. En este patrón de alimentación de los mexicanos, existe un consumo elevado de algunos alimentos, por ejemplo, somos uno de los países en el mundo que más consume azúcares a través de las bebidas3,4

De forma paralela además de la mala alimentación, también debemos mencionar que más del 80% de los niños5 y el casi el 40% de los adolescentes en el país no practican una actividad física adecuada6. Además, existen otros factores como la genética y las características de la microbiota intestinal (microorganismos que habitan en nuestro intestino y nos ayudan a tener una buena salud), que  favorecen a que una buena parte de la población infantil de nuestro país sea más propensa a desarrollar obesidad7

La economía familiar también debe considerarse como un factor, ya que los bajos salarios muchas veces no permiten comprar lo necesario para una alimentación adecuada; las extenuantes jornadas de trabajo o de traslado que enfrenta una gran parte de la población, la carencia de una educación alimentaria y nutricional, la falta de tiempo para preparar los alimentos en casa o para comer en el hogar en familia prevalece entre los mexicanos8–10

Comer es una necesidad fisiológica muy ligada a los estilos de vida, por lo cual los alimentos procesados listos para su consumo son parte de la dieta del mexicano.

Las estrategias para resolver un problema como éste, donde se juntan muchos y muy distintos factores, requiere de más de una acción. Se necesita de un plan integral e incluyente de acciones que cubran todos los factores de riesgo, que sean lo suficientemente flexibles para atender a niños y adolescentes tanto de poblaciones urbanas como rurales, con diferentes condiciones socioeconómicas y, además, consideren los diferentes gustos por la comida (que también cuentan).

Estas acciones necesarias requieren la participación de distintos actores: gobierno, productores-empresas y familia (consumidores). Todos debemos tener la voluntad de ir generando estrategias para cada actor y el compromiso de cumplir las acciones. Por ejemplo: el gobierno mediante políticas públicas (como orientación alimentaria) y legislación adecuada, la familia mediante hábitos alimenticios y de ejercicio adecuados (dieta variada y balanceada) y la empresa mediante diversos frentes, uno de ellos es la reformulación de productos. 

Pero, ¿qué es la reformulación de los alimentos procesados? Es el proceso de alterar la receta o composición de un alimento para mejorar su perfil nutritivo11. El concepto (y la práctica) no es nuevo. La reformulación es utilizada en la industria de los alimentos con varios fines (reducción de costos, optimización de procesos, mejorar productos para atender las demandas de los consumidores, etc.), pero en los últimos años su uso se ha considerado como una herramienta clave para cumplir con los compromisos legales y las metas nutricionales del pueblo de México. 

Ahora, la pregunta importante: ¿es útil la reformulación de alimentos procesados para enfrentar los problemas actuales de la obesidad infantil en México? La respuesta, desgraciadamente, no es tan simple como “sí” o “no”, hay que revisar algunos datos. 

Los esfuerzos gubernamentales en el mundo por elevar la calidad nutrimental de los alimentos tienen algo de historia. Por ejemplo, desde la década de los 90, muchos fabricantes de alimentos procesados cambiaron las formulaciones de sus productos para reducir o eliminar el contenido de grasas trans12. Desde el año 2004, diferentes gobiernos en el mundo (como Estados Unidos e Irlanda, por ejemplo) comenzaron a modificar la legislación en torno al contenido de nutrimentos de los alimentos procesados con el fin de hacer frente al creciente problema de obesidad en la población. Sin embargo, la reformulación siempre ha sido colocada como una opción voluntaria13,14

A pesar de no ser obligatorio, muchos de los principales fabricantes mundiales de alimentos procesados realizaron reformulaciones, acompañadas de campañas publicitarias y de participación social, para llevar al mercado productos con modificaciones en su contenido nutrimental15. Continuamente, surgen nuevos alimentos procesados o nuevas versiones de los productos, y esto lo podemos ver en los mercados. Evidentemente, la reformulación de un producto no es algo sencillo, ya que, comúnmente, se deben enfrentar retos científicos y tecnológicos para obtener un producto final con las características deseadas. Además, una vez que se obtiene el alimento final, hay que atender cuestiones financieras y de mercadeo, además de la aceptación del consumidor. 

Recientemente, el interés por medir el impacto de la reformulación que los alimentos procesados tienen en la salud de la población ha crecido y sigue en aumento. Si se busca información científica acerca de este asunto, se encontrarán diferentes conclusiones. Existen estudios probabilísticos13,16 dirigidos a analizar el impacto de alimentos procesados que han sido reformulados y que muestran una reducción en el consumo de sodio, grasas (saturadas y trans), azúcares y calorías (los famosos nutrimentos críticos) tanto en adolescentes como en niños. Incluso hay quien sugiere utilizar los Perfiles Nutricionales (modelos que evalúan la calidad nutrimental de los alimentos basados en su composición) como base para diseñar la reformulación de productos o procesos14

Por otro lado, existen también aquellos que declaran que las reformulaciones de alimentos procesados por parte de las empresas alimentarias integran una política empresarial que busca aumentar la aprobación del público antes que mejorar los productos11,15

Hay que recalcar una cosa: si bien la reformulación puede ser una herramienta muy útil para la obtención de alimentos procesados con un contenido nutrimental que ayude a aminorar el problema de la obesidad infantil, debemos tener en cuenta que es exactamente eso, una herramienta que puede ayudar, no la solución al problema. Tal vez sea repetitivo, pero, la obesidad es un problema multifactorial y se requiere de una estrategia integral para poder enfrentarlo. El impacto que puedan tener los alimentos reformulados, aún cuando cumplan con los estándares más rígidos en cuanto a contenido de nutrimentos, dependerá no solamente de la composición del producto sino también de educación nutricional, información, difusión de hábitos e incluso de los precios de venta y la presencia en el mercado de las versiones originales de los alimentos12, además de las condiciones socioculturales de los diferentes grupos de población10.

 

Bibliografía:

  1. OMS. Obesidad y sobrepeso. (2020). Available at: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/obesity-and-overweight. (Accessed: 1st June 2020)
  2. INEC. Encuesta Nacional de Salud y Nutrición. Ensanut (2019). doi:10.1017/CBO9781107415324.004
  3. OMS. Beverages To Reduce the Risk of Childhood. e-Library of Evidence for Nutrition Actions (eLENA) (2014). Available at: https://www.who.int/elena/bbc/ssbs_adult_weight/en/. (Accessed: 1st June 2020)
  4. Basto-Abreu, A. et al. Expected changes in obesity after reformulation to reduce added sugars in beverages: A modeling study. PLOS Med. 15, e1002664 (2018).
  5. SS & INSP. Encuesta Nacional de Salud y Nutrición. (2012).
  6. SS & INSP. Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino. ENSANUT (2016). doi:10.21149/8593
  7. Pérez Herrera, A. Situación actual de la obesidad infantil en méxico. Nutr. Hosp. (2018). doi:10.20960/nh.2116
  8. CONEVAL. INFORME DE EVALUACIÓN DE LA POLÍTICA DE DESARROLLO SOCIAL 2016. (2017).
  9. Mayett-Moreno, Y. & López Oglesby, J. Beyond Food Security: Challenges in Food Safety Policies and Governance along a Heterogeneous Agri-Food Chain and Its Effects on Health Measures and Sustainable Development in Mexico. Sustainability 10, 4755 (2018).
  10. Quezada‐Sánchez, A. D., Shamah‐Levy, T. & Mundo‐Rosas, V. Socioeconomic characteristics of mothers and their relationship with dietary diversity and food group consumption of their children. Nutr. Diet. 1–10 (2020). doi:10.1111/1747-0080.12616
  11. Scott, C., Hawkins, B. & Knai, C. Food and beverage product reformulation as a corporate political strategy. Soc. Sci. Med. 172, 37–45 (2017).
  12. Van Raaij, J., Hendriksen, M. & Verhagen, H. Potential for improvement of population diet through reformulation of commonly eaten foods. Public Health Nutr. 12, 325–330 (2009).
  13. Pigat, S., Connolly, A., Cushen, M., Cullen, M. & O’Mahony, C. A probabilistic intake model to estimate the impact of reformulation by the food industry among Irish consumers. Int. J. Food Sci. Nutr. 69, 938–945 (2018).
  14. Drewnowski, A. Uses of nutrient profiling to address public health needs: From regulation to reformulation. Proc. Nutr. Soc. 76, 220–229 (2017).
  15. Scrinis, G. Reformulation, fortification and functionalization: Big Food corporations’ nutritional engineering and marketing strategies. J. Peasant Stud. 43, 17–37 (2016).
  16. Muth, M. K., Karns, S. A., Mancino, L. & Todd, J. E. How much can product reformulation improve diet quality in households with children and adolescents? Nutrients 11, (2019).

 

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