Ing. Diego Flores García
Instituto Politécnico Nacional, CICATA-IPN, Unidad Querétaro
Dra. Marcela Gaytán Martínez
Universidad Autónoma de Querétaro, Facultad de Química
Posgrado en Ciencia y Tecnología de los Alimentos
El garbanzo (Cicer arietinum), una legumbre originaria del suroeste de Asia, fue cultivado por primera vez en el Levante (Turquía, Siria, Líbano e Israel) hace aproximadamente 7,000 años. Su relevancia se expandió a nivel global a través del comercio y las migraciones, convirtiéndose en un componente esencial en la alimentación de diversas culturas en el Mediterráneo, el Medio Oriente y el subcontinente indio, gracias a su destacado valor nutricional y versatilidad culinaria (Benavides et al., 2010).
A nivel mundial, el garbanzo ocupa el segundo lugar como cultivo más relevante debido a su alto contenido nutricional y su amplio uso en Europa y Asia. En México, su producción se concentra principalmente para la exportación, destinando una proporción menor para el consumo humano, así como es utilizado en la formulación de alimentos balanceados para la industria pecuaria, especialmente en los estados de Guanajuato, Jalisco y Michoacán (Apáez et al., 2020).
El garbanzo destaca como un alimento integral y versátil, ofreciendo una variedad de nutrimentos esenciales para mantener una dieta equilibrada y promover la salud. Con aproximadamente un 22% de proteínas, el garbanzo se posiciona como una fuente importante para satisfacer las necesidades diarias de proteínas, cruciales para el desarrollo y mantenimiento de tejidos corporales, así como para funciones musculares y enzimáticas (Avalos et al., 2020; Ccala et al., 2020)
Por otra parte, las albúminas (un tipo de proteínas) presentes en los garbanzos tienen una composición diversa, pero tienden a estar compuestas principalmente por enzimas y compuestos con efectos anti-nutricionales. Entre estos últimos, destacan las lectinas y los inhibidores de proteasas, que, si bien pueden tener beneficios en términos de defensa de la planta contra depredadores y patógenos, pueden representar desafíos nutricionales para los consumidores humanos, ya que interfieren con la absorción de proteínas y otros nutrimentos en el tracto digestivo (Danilo et al., 2009).
Los aminoácidos esenciales presentes en el garbanzo son: alanina (0,007 mg/100 mg), glicina (0,929 mg/100 mg), metionina (0,001 mg/100 mg), valina (0,001 mg/100 mg), fenilalanina (0,033 mg/100 mg) y lisina (1,027 mg/100 mg) (Ccala et al., 2020). Estos aminoácidos desempeñan un papel fundamental en una amplia gama de funciones biológicas vitales en el cuerpo humano, tales como el crecimiento, la función inmunológica, la salud ósea y el bienestar mental. Incluir el garbanzo en la dieta puede ser beneficioso para asegurar una ingesta suficiente de estos aminoácidos esenciales, lo que a su vez puede contribuir a mejorar la salud y el bienestar general (Ccala et al., 2020).
Por otro lado, los carbohidratos de baja digestibilidad presentes en la leguminosa son notables por sus beneficios para la salud, regulando los niveles de azúcar en la sangre y prolongando la sensación de saciedad. Esto convierte a la dicotiledónea en una elección nutricionalmente valiosa para integrar en la alimentación diaria (Aguilar, 2013). Su elevado contenido de fibra dietética desempeña un papel clave al estimular la saciedad y respaldar la salud digestiva, previniendo enfermedades gastrointestinales y manteniendo la regularidad intestinal (Ponce et al., 2017).
El garbanzo también es una fuente importante de vitaminas del grupo B, minerales esenciales como hierro, zinc y magnesio; isoflavonas con beneficios antioxidantes y hormonales; ácido fólico, fundamental para la salud del sistema nervioso, especialmente durante el embarazo para prevenir defectos en el tubo neural del feto. En conjunto, estos componentes bioactivos hacen del garbanzo una opción nutricional considerable que puede contribuir a la prevención de enfermedades crónicas, mejorar la salud cardiovascular y respaldar la gestión del peso (Aguilar, 2013).
Referencias:
Aguilar Raymundo Victoria Guadalupe. (2013). Propiedades nutricionales y funcionales del garbanzo (Cicer arietinum L.). https://www.researchgate.net/publication/319185894
Apáez Barrios, M., Escalante Estrada, J. A. S., Apáez Barrios, P., & Álvarez Hernandez, J. C. (2020). Producción, crecimiento y calidad nutrimental del garbanzo en función del nitrógeno y fósforo. Revista Mexicana Ciencias Agrícolas, 11.
Avalos-Esparza, Gaytan-Martínez, Morales-Sánchez, & Reyes-Vega. (2020). Effect of Chickpea in the Physicochemical And Sensorial Properties of Third Generation Extruded Snacks. International Journal of Food Sciences and Research.
Benavides-Mendoza, A., Hernández-Valencia, R., Ramírez, H., & Sandoval Rangel, A. (2010). Tratado de Botánica Económica Moderna.
Ccala Sucasaca, J., & Ramírez Carrasco, S. (2020). Identificación y cuantificación de aminoácidos esenciales en Cicer arietinum L. “garbanzo” y Phaseolus lunatus L.“pallar” por Cromatografía Líquida de Alta Performance (HPLC).
Danilo, B., & Maldonado, V. (2009). Evaluación Técnica Financiera De La Industrialización Del Garbanzo (Cicer Arietinum) Usando Un Proceso Extrusión.
Dolores Muy-Rangel, M., Verdugo-Perales, M., Osuna-Enciso, T., Alonso Báez-Sañudo, M., Basilio-Heredia, J., Valdez-Torres, B., Contreras-Martínez, R., Adriana Sañudo-Barajas, J., & Pedro Campos-Sauceda, J. (2011). Caracterización del garbanzo verde (Cicer arietinum L.) y tecnologías poscosecha para mantener su calidad. In Revista Chapingo Serie Horticultura (Vol. 17, Issue 1).
Ponce-Fernández, N. E., Pollorena-López, G., Rosas-Domínguez, C., & Mariel, V. (2017). Composición Química, Características Funcionales Y Capacidad Antioxidante De Formulaciones De Garbanzo (Cicer Arietinum L.) Blanco Sinaloa 92. En Publicado Como Artículo En Agrociencia (Vol. 53).