L.N. Diana Alejandra De Jesús Jacintos
Dra. Nimbe Torres y Torres
Departamento de Fisiología de la Nutrición, INCMNSZ
Recientemente se ha hablado mucho de la dieta sostenible y saludable, pero ¿cuál es la definición de una dieta sostenible saludable y respetuosa con el medio ambiente?
Una dieta saludable es aquella que promueve la salud y bienestar de las personas, tiene bajo impacto ambiental, es accesible, asequible (que significa que se puede adquirir y que tiene un precio moderado), y un bajo impacto ambiental (1). Una dieta con bajo impacto ambiental es aquella que utiliza menos recursos naturales y genera menos emisiones de gases de tipo invernadero.
Originalmente se pensaba que las dietas con alto contenido de proteína de origen animal eran mucho mejores que cuando se incluía la proteína de origen vegetal, sin embargo, se estima que para el año 2050 aumentará la producción de gases tipo invernadero de un 50-90% debido a los productos de origen animal y que tendrá un fuerte impacto en el cambio climático.
Algunos alimentos que contribuyen a una dieta con bajo impacto ambiental son las frutas, verduras, cereales integrales, frijoles, chícharos, nueces y lentejas. Es por eso, que en nuestro día a día, adoptar patrones de alimentación saludables que respeten al medio ambiente, no solo beneficia a nuestro organismo, sino que también contribuye a reducir la huella ecológica y mitiga los efectos negativos del calentamiento global.
Beneficios de una dieta sostenible para nuestra salud y la del planeta
- Mejor salud para las personas: Una dieta sostenible está basada principalmente en alimentos de origen vegetal, como frutas, verduras, legumbres, granos enteros, frutos secos y semillas. Estos alimentos son ricos en diferentes nutrimentos como proteína, fibra, almidones resistentes, hidratos de carbono complejos, diferentes tipos de grasas, vitaminas y antioxidantes. Además, de que son más fáciles de digerir pueden tener un efecto benéfico en la microbiota intestinal y bienestar general.
- Menor impacto ambiental: La producción de alimentos tiene un gran impacto sobre el medio ambiente. Por ejemplo, la ganadería es una de las principales fuentes de emisión de gases de efecto invernadero, por lo que optar por alimentos producidos de forma más respetuosa con el medio ambiente, como los productos orgánicos o locales, ayuda a reducir la huella ecológica. Además, los alimentos de origen vegetal requieren menos recursos para producirse que los de origen animal.
- Reducción del desperdicio de alimentos: La alimentación sostenible también promueve evitar el desperdicio. Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), aproximadamente un tercio de los alimentos producidos en el mundo se pierden o se desperdician. Al aprender a planificar nuestras compras y consumir lo que tenemos en casa, no solo ahorramos dinero, sino que también ayudamos a reducir la presión sobre los recursos del planeta.
Claves para adoptar una alimentación sostenible
- Comer más alimentos de origen vegetal: Reducir el consumo de carne y productos de origen animal es una de las formas más efectivas de disminuir el impacto ambiental de nuestra dieta. Alimentos como frutas, verduras, legumbres, frutos secos, son ricos en proteínas y nutrimentos esenciales.
- Optar por productos locales y de temporada: Los alimentos que se producen localmente y en su temporada suelen ser más frescos, más nutritivos y requieren menos recursos (como el transporte) para llegar a nuestra mesa. Comprar productos locales también apoya a los agricultores de nuestra comunidad.
- Elegir de preferencia alimentos orgánicos y de comercio justo: Los productos orgánicos son cultivados sin el uso de pesticidas ni fertilizantes sintéticos, lo que protege tanto la salud de los consumidores como la del medio ambiente. Además, los productos de comercio justo garantizan que los agricultores reciban un salario justo y trabajen en condiciones dignas.
- Reducir el desperdicio de alimentos: Comprar solo lo necesario, aprender a conservar adecuadamente los alimentos y no preparar cantidades excesivas de alimentos son prácticas simples que pueden hacer una gran diferencia. También es útil hacer composta con los restos de comida orgánicos, contribuyendo así a la regeneración del suelo y reduciendo la cantidad de residuos que terminan en los vertederos.
¿Qué puedes hacer hoy mismo?
- Planifica tus comidas: Pensar con anticipación lo que vas a comprar y cocinar no solo ayuda a reducir el desperdicio, sino que también te permite tomar decisiones más informadas sobre los alimentos que consumes.
- Haz cambios graduales: No es necesario hacer un cambio radical de inmediato. Puedes empezar incorporando más platos vegetales a la semana, como sopas, ensaladas o guisos, y poco a poco reducir el consumo de carne.
- Infórmate: Conocer el origen de los alimentos que compras, cómo se producen y cuáles son sus impactos puede ayudarte a tomar decisiones más conscientes.
- Apoya a los productores responsables: Cuando compres, elige el consumo local de alimentos en los “tianguis” o mercados locales o en tiendas que ofrezcan productos que respeten el medio ambiente y las condiciones laborales de los trabajadores.
La alimentación sostenible es una de las herramientas más poderosas que tenemos a nuestra disposición para mejorar nuestra salud y proteger el medio ambiente. A través de elecciones alimentarias conscientes, podemos contribuir a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la conservación de los recursos naturales y la protección de los ecosistemas. Pero lo más importante es que una dieta sostenible también puede ayudarnos a vivir de forma más saludable, a sentirnos mejor y a disfrutar de los beneficios de una alimentación basada en alimentos frescos, de temporada y nutritivos. Si todos tomamos pequeñas decisiones cada día para comer de manera más responsable, podemos hacer una gran diferencia. ¡Cada bocado cuenta para un futuro más sostenible!
Bibliografía:
Dietas saludables y sostenibles. Principios rectores. OMS I Organización de las Naciones Unidad para la Alimentación y la Agricultura 2020. Dietas saludables y sostenibles FAO (3).