Mtra. María Aurora Porrúa Ardura
Directora Escuela de Nutrición
Universidad Anáhuac Mayab
La infancia es una etapa crucial en la vida, ya que durante estos años se sientan las bases del crecimiento, el desarrollo cognitivo y la salud a largo plazo. Una alimentación adecuada, el acceso a servicios de salud y la promoción de hábitos adecuados son fundamentales para garantizar el bienestar de los más pequeños.
Nutrición en la infancia: Un pilar fundamental
La alimentación en la niñez debe ser equilibrada, variada y suficiente para cubrir las necesidades energéticas y de micronutrimentos esenciales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una dieta rica en frutas, verduras, proteínas magras y cereales integrales, así como la reducción de azúcares añadidos y grasas saturadas. Estudios han demostrado que la desnutrición y la obesidad infantil son dos caras de la misma moneda, ambas con consecuencias perjudiciales en el desarrollo físico y mental de los niños (WHO, 2020).
La importancia de la actividad física
El sedentarismo infantil es un problema creciente debido al uso excesivo de dispositivos electrónicos y la falta de espacios adecuados para el juego. La OMS sugiere que los niños realicen al menos 60 minutos diarios de actividad física moderada a intensa. Además de prevenir enfermedades crónicas, como la diabetes y la hipertensión, el ejercicio mejora la coordinación motriz, el estado de ánimo y la capacidad de concentración (Janssen & LeBlanc, 2010).
Factores ambientales y salud infantil
El entorno en el que crecen los niños influye significativamente en su salud. La calidad del aire, el acceso a agua potable, la seguridad alimentaria y la estabilidad emocional son factores determinantes. Investigaciones recientes destacan que la exposición a ambientes estresantes desde edades tempranas puede afectar la respuesta inmunitaria y el desarrollo cerebral (Shonkoff et al., 2012).
Prevención y educación en salud infantil
La prevención de enfermedades en la infancia es fundamental para reducir la incidencia de padecimientos crónicos en la vida adulta. Las vacunas, la higiene personal y el control médico regular son estrategias esenciales. Programas de vacunación eficaces han demostrado reducir significativamente la propagación de enfermedades infecciosas en niños (CDC, 2021).
Asimismo, la educación en salud es una herramienta clave para inculcar hábitos saludables desde una edad temprana. Las escuelas y las familias juegan un papel esencial en enseñar la importancia de la nutrición, la actividad física y la salud mental. Fomentar el autocuidado y la responsabilidad sobre el propio bienestar contribuye a generar adultos más saludables y conscientes de la importancia de su calidad de vida.
Garantizar una infancia saludable es una responsabilidad compartida entre padres, profesionales de la salud y la sociedad en general. Promover una nutrición adecuada, fomentar la actividad física, asegurar un entorno seguro y estimular la educación en salud son acciones clave para construir un futuro más saludable para las nuevas generaciones.
Referencias:
Janssen, I., & LeBlanc, A. G. (2010). Systematic review of the health benefits of physical activity and fitness in school-aged children and youth. International Journal of Behavioral Nutrition and Physical Activity, 7(1), 40.
Shonkoff, J. P., Garner, A. S., et al. (2012). The lifelong effects of early childhood adversity and toxic stress. Pediatrics, 129(1), e232-e246.
World Health Organization (WHO). (2020). Malnutrition. Retrieved from https://www.who.int/