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Para muchas personas, el azúcar es el culpable de problemas de salud como la obesidad y la diabetes. Pero, ¿es recomendable renunciar por completo al azúcar?

Es cierto: la obesidad y la diabetes están alcanzando niveles realmente preocupantes a nivel mundial. Y parece que todos hemos decidido que el culpable es el azúcar.

Muchos estudios a lo largo de más de una década han demostrado que la obesidad es un problema multifactorial que no puede ser explicado solamente por el consumo de azúcar.

¿Qué tan fácil es dejar el azúcar?

Pero, imaginemos por un momento que el azúcar fuera el culpable. La solución sería obvia: tenemos que dejar de comer azúcar. La pregunta es: ¿podemos?

Primero, tenemos que distinguir entre azúcares naturales y añadidos. Los naturales son los que están presentes en prácticamente todos los alimentos no procesados, como las frutas. Los añadidos son los que se agregan a un alimento para darle características dulces.

Una dieta completamente libre de azúcares es imposible. Las frutas, los vegetales, los lácteos y los cereales tiene azúcares naturales. Y si dejáramos de comer estos alimentos perderíamos nutrimentos esenciales para nuestra salud.

Reducir para equilibrar

Por otro lado, dejar de consumir azúcar por completo, no sería una opción recomendable. El azúcar es una fuente de energía importante para el funcionamiento de nuestro cuerpo.

Sin embargo, sí podemos tener una dieta reducida en azúcares añadidos. De hecho, una de las recomendaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud) es que solamente entre el 5 y el 10% del total de energía que obtenemos sea de los azúcares en la dieta. Es decir, es aconsejable reducir la cantidad de azúcar, pero no es necesario eliminarla.

El azúcar natural es mejor, ¿cierto?

Cuando se habla de dietas bajas en azúcar o sin azúcar, por lo general se refieren a llevar una alimentación con un número reducido de azúcares añadidos. Este nace de la idea de que el azúcar natural es saludable, mientras que el añadido no lo es.

Pero esta idea es incorrecta. Al parecer, el azúcar es azúcar, sea natural o añadida y nuestro cuerpo la metaboliza de la misma manera. No hay forma en que nuestro organismo diga: “mira, aquí viene azúcar de la manzana que nos acabamos de comer, esta va para la salud. Ah, pero ahí viene azúcar de un pastel de chocolate, esa ponla como parte de la grasa abdominal”.

La diferencia no está en el tipo de azúcar, sino en la cantidad y en la interacción con otros nutrimentos. Es decir, todos los alimentos nos aportan algo, y los beneficios o riesgos potenciales dependen de las porciones y la frecuencia en que los consumimos.

Los azúcares, naturales o añadidos, pueden ser un problema de salud si se comen de manera excesiva o si se tiene una condición de salud especial que exige una restricción del consumo de estos, por ejemplo, la diabetes.

Es la dieta completa lo que importa

A final de cuentas, lo que importa es la dieta como un conjunto y no un solo nutrimento. Pongamos otro ejemplo: el agua simple es muy buena para la salud porque te mantiene hidratado, ¿cierto? Pero, ¿has pensado qué pasaría si tomaras 8 litros de agua diarios? Te descompensarías porque perderías una cantidad importante de minerales.

Lo más importante antes de condenar un alimento o ponerlo en un altar, es considerarlo como parte de una dieta completa que se consume a lo largo de todo un día, durante un tiempo prolongado (meses o, incluso, años).

Además, es importante saber que esa dieta está relacionada con el estilo de vida que llevamos. Una dieta será más o menos adecuada dependiendo de la cantidad de actividad física que se realiza.

Pensemos en la famosa dieta de Michael Phelps que es alta en proteína animal y en azúcares. Esto es conveniente para él porque la cantidad de ejercicio que hace le exige mucha energía para poder aguantar su ritmo de vida. Pero si una persona que su mayor actividad física es pararse a servirse café en la oficina y subir a pie uno o dos pisos, adoptara esa dieta, pronto tendría varios problemas de salud.

Como podemos ver, qué tan bueno a malo sea el azúcar, depende de la cantidad que comamos y el tipo de vida que llevemos. Por supuesto que es relevante atender las recomendaciones como la propuesta por la OMS.

¿Quieres una rebanada de pastel de chocolate? ¡Adelante! Sólo no lo comas diario e incluye un poco más de fibra, por ejemplo, una ensalada, en tu siguiente comida. Para tener un estilo de vida saludable, no es necesario que renuncies por completo a los gustos dulces. Simplemente es cosa de aprender a balancear las comidas de todo el día y complementar con algo de actividad física.

Fuentes:

http://www.eufic.org/en/whats-in-food/article/addressing-common-questions-about-sugars

http://www.foodinsight.org/no-sugar-diet-foods-diet-health

 

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