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La taurina: ¿riesgosa o benéfica?

Dra. Ruth Pedroza Islas
Ingeniería de Alimentos
Universidad Iberoamericana

Como muchos sabemos, los aminoácidos son los componentes químicos que cuando se unen entre sí forman las proteínas. Pero existen otro tipo de aminoácidos que no se combinan entre sí y no forman parte de las proteínas, tal es el caso de la taurina.

Este aminoácido ha cobrado mala fama, quizá por ser uno de los ingredientes de las llamadas bebidas energéticas a las que, en ciertos casos, no se les ha dado el uso correcto. Pero, ¿qué dice la ciencia sobre la taurina?

La taurina se encuentra en los tejidos musculares, en el corazón, la retina, en el cerebro y en las neuronas. Participa en múltiples funciones del organismo, como en la regulación de los niveles de agua y sales en la sangre (osmolaridad), y en la formación de las sales biliares (Zhang y col., 2016).

Como tiene actividad antioxidante, la taurina interviene para reducir las reacciones de oxidación de los lípidos por lo que actúa como protector de la membrana celular (Basaran y col., 2016; Luciano y col., 2016).

Estudios recientes con animales (baja calidad de evidencia científica), han reportado que la taurina puede tener un efecto neuroprotector, neuroestimulante y de evitar el deterioro cognitivo (Zhang y col., 2016), aún en casos de diabetes (Luciano y col, 2016). En esta enfermedad, estos hallazgos son relevantes, ya que la exposición crónica a una elevada cantidad de glucosa en sangre (hiperglucemia) puede causar efectos diversos sobre el sistema nervioso central y daños en el cerebro que se traducen en deterioro cognitivo, afectación a la memoria y a la capacidad de aprendizaje.

Además, se ha encontrado que, en presencia de daño cerebral traumático, la taurina ayuda a reducir la inflamación, a mejorar el flujo sanguíneo cerebral, a reducir el daño neuronal y el edema, y previene la elevación de la presión intracraneal (Wang y col., 2016).

Otros estudios, también con animales, han demostrado la efectividad de la taurina en la protección del tejido dañado del hígado contra el estrés oxidativo, por lo que reduce el riesgo de cáncer (Basaran y col., 2016).

Estudios epidemiológicos (que tratan la incidencia de enfermedades en la población) han mostrado que, a mayor consumo de taurina, menor riesgo cardiovascular (Wojcik y col., 2010); asimismo se ha encontrado que los pacientes con diabetes tienen muy bajas concentraciones de taurina en plasma, llegando a sugerir que la diabetes puede estar relacionada con una condición de deficiencia de taurina (Imae y col., 2014).

Estudios clínicos y experimentales en pacientes, han mostrado que el consumo de taurina puede ser benéfico en la prevención del síndrome metabólico, obesidad, hiperlipidemia y diabetes. Se han reportado resultados positivos ante estos padecimientos suministrando de 3 a 6g de taurina por día. Aunque hace falta un mayor número de estudios, estos hallazgos abren una perspectiva alentadora para la mejora en la salud de la población (Imae y col., 2014).

La taurina se sintetiza en el organismo, aunque en bajas proporciones, a partir de los aminoácidos que contienen azufre. Pero la mayor cantidad debe ser obtenida de la dieta y se ha estimado que la ingestión diaria varía entre 40 y 400mg/día. Las mejores fuentes de taurina son los mejillones, ostiones, almejas, camarones, pulpo, calamar y pescado blanco, aunque también se encuentra en la carne roja, pavo, pollo y en mucha menor concentración en el yogur y la leche. Así que sería importante considerar incrementar el consumo de alimentos de origen acuático.

La Autoridad Europea de seguridad Alimentaria (EFSA) ha emitido su opinión científica respecto a la taurina, considerando que, al ser un componente químico natural en los alimentos, su consumo regular no implica una preocupación para la salud (EFSA, 2009).

Referencias:

  • Basaran-Kucokgergin, I Bingul, M Soluk Tekkesi, V Olac, S Dogru-Abbasoglu, M Uysal. Toxicology and Industrial Health (2016) 32(8): 1405-1413
  • EFSA. Scientific opinion.   The EFSA Journal (2009) 935, 1-31
  • Imae Masato, Toshiki Asano, Shigeru Murakami. Amino Acids (2014) 46:81–88
  • Luciano Rahmeier F, Lisiane Silveira Zavalhia, Lucas Silva Tortorelli, Fernanda Huf, Luiza Paul Géa, Rosalva Thereza Meurer, Aryadne Cardoso Machado, Rosane Gomez, Marilda da Cruz Fernandes. Neuroscience Letters 630 (2016) 84–92.
  • Wang Qin, Weijia Fan, Ying Cai, Qiaoli Wu, Lidong Mo, Zhenwu Huang, Huiling Huang. Amino Acids (2016) 48:2169–2177
  • Wójcik Oktawia P, Karen L Koenig, Anne Zeleniuch-Jacquotte, Max Costa,  Yu Chen. Atherosclerosis. (2010) January ; 208(1): 19.
  • Zhang Yanan, Dongliang Li, Haiou Li, Dailiang Hou, Jingdong Hou. Neurochem Res (2016) 41:2517–2525
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