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Si las plantas tuvieran antibióticos, el uso de pesticidas sería menor y los cultivos más saludables. ¡Y ahora es posible!

Desde el 2008, la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), ha trabajado con microorganismos presentes en el suelo que promueven el crecimiento de las plantas y que además les permiten adquirir nuevas capacidades de resistencia contra enfermedades.

Estos microorganismos ayudan a las plantas a sintetizar la mayor cantidad de hormonas para su desarrollo, y les permiten una mayor absorción de nitrógeno (N) y fósforo (P).

El Dr. Ramiro Pacheco Aguilar explicó que esta investigación ha permitido la caracterización y diseño de microorganismos que funcionan como “antibióticos” en las plantas, lo que se convierte en una opción natural para disminuir el uso de pesticidas en los cultivos de plantas u hortalizas para consumo humano.

Este tipo de microorganismos existe en todas las especies y traen beneficios ax quien los consume, un ejemplo podrían ser los cultivos lácticos que suelen recomendar los médicos, como probióticos. Lo mismo ocurre con las plantas, solo que ellas, de manera natural, obtienen la microflora del suelo.

La colección de microorganismos

El objetivo del equipo del Dr. Pacheco es generar estudios sobre el tema y obtener una colección de microorganismos. Cada uno de ellos resulta interesante y se obtienen tanto de campos agrícolas como de zonas desérticas. Aislarlos les permite a los científicos estudiarlos mejor para identificar sus propiedades y potenciales usos.

En las plantas que crecen en las zonas desérticas de México se identificó que no solo se adaptan a las condiciones fisiológicas, sino que también han desarrollado una relación con los microorganismos propios de la región.

En un inicio se identificaron microorganismos presentes en cactáceas, que le estuvieran ayudando a la planta a subsistir ante las condiciones climáticas y de suelo.

Después de un tiempo, se obtuvo una colección de microorganismos que fueron probados sobre plantas, como jitomate y pimiento, obteniendo muy buenas respuestas, afirma el investigador.

Los microorganismos tienen múltiples funciones, y durante esta investigación se identificó su bondad para mejorar el crecimiento de las plantas. Además, se exploró  la posibilidad de producir antibióticos para ponerlos dentro de la raíz y que de alguna manera vayan colonizando espacios como una forma de supervivencia.

Más y mejores jitomates

Uno de los microorganismos obtenidos, Bacillus subtilis (Bs), ayuda a que el jitomate no se marchite a causa de hongos que lo atacan. Esto es muy importante, ya que México produce más de 2.4 millones de toneladas anuales y las pérdidas por enfermedades de este cultivo, pueden reducir la cosecha utilizable hasta en 60%.

“Nosotros encontramos que se podía producir un tipo de antibióticos llamados lipopéptidos, que son moléculas orgánicas de naturaleza aminoacídica, muy resistentes a la temperatura y medio ambiente. Estos compuestos, como antibióticos, surgen como una alternativa de los pesticidas.

“De hecho, el hongo que causa la infección [en el jitomate] puede ser controlado con pesticidas químicos; sin embargo, como sabemos, existe la parte de la toxicidad para la gente que consume el producto. Por ello diseñamos esta alternativa a partir de bacilos para el control de este padecimiento y de otros conocidos, como el Botrytis cinerea, un hongo que además afecta otros frutos como la uva (Vitis vinifera) y la fresa (Fragaria).”, dijo el Dr. Pacheco.

Una de las grandes ventajas que tiene la utilización de productos biológicos, a diferencia de los pesticidas, es la prevención de enfermedades en las plantas. Estamos acostumbrados a aplicar los pesticidas y acabar con las plagas. Los tratamientos biológicos abren la puerta a estrategias preventivas, a tener cultivos más saludables y adelantarnos a las enfermedades de las plantas. De hecho, funcionan más lento porque tienen que adaptarse al microorganismo y ser parte de la ecología microbiana, pero los resultados a mediano y largo plazo son más efectivos.

Este tipo de medidas requiere que los agricultores sean más previsores sobre las temporadas en las que se cultiva y otras condiciones como temperatura, lluvia y humedad, tanto en clima frío como en la época de calor.

La diferencia entre un compuesto sintético y uno natural es que este último, por sí mismo, puede realizar procesos biológicos o bioquímicos de degradación a través del tiempo. En los resultados de laboratorio del equipo de investigación, han podido controlar más de 10 hongos diferentes que son perjudiciales para la agricultura.

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