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La alimentación durante la infancia es muy importante porque el organismo del niño se encuentra en crecimiento y formación, por ello es más vulnerable ante cualquier problema nutricional. Brindarle una cantidad adecuada de nutrimentos es fundamental para que pueda desarrollarse bien.

La etapa de crecimiento en la infancia hace que las necesidades de algunos nutrimentos sean elevadas y difíciles de cubrir. La alimentación es un pilar esencial para que el niño tenga un desarrollo adecuado.

Además, durante la infancia se establecen los hábitos alimentarios que posteriormente serán difíciles de cambiar. Con hábitos adecuados en la alimentación y en el estilo de vida, contribuimos de forma positiva en la mejora de su salud, rendimiento físico e intelectual.

Un niño con buena alimentación tiene menos posibilidades de sufrir trastornos nutricionales, sobrepeso, obesidad, caries dentales y problemas de aprendizaje. Igualmente, una alimentación correcta contribuye a la prevención de ciertas patologías en la edad adulta como las enfermedades cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer, que cada vez se presentan a edades más tempranas.

Construyendo la salud

Si queremos que los niños mejoren sus hábitos de alimentación y de vida, todo el entorno familiar debe cambiar con ellos: padres, hermanos, etc., y de ser posible también los amigos. Los consejos que no llegan a acciones, no funcionan. Es necesario que esas palabras se conviertan en hábitos.

El niño escucha, pero sobre todo observa y esto influye mucho más en sus hábitos alimentarios. Por ejemplo, no basta decirle al niño que coma verduras si los padres no las toman. No pueden decirle que coma fruta si los adultos no lo hacen; no sirve de nada decirle que practique deporte mientras nosotros somos sedentarios.

En ocasiones las patologías cardiovasculares, obesidad, hipertensión, afectan a varios miembros de la familia. Muchos de estos trastornos, aunque tienen una base genética, también están condicionados por factores ambientales, que se aprenden en el entorno familiar. El modo de alimentarse, el tipo y frecuencia de la actividad física y diversos aspectos del estilo de vida, suelen ser comunes para todos los miembros de la familia y pueden contribuir a la aparición del exceso de peso y de diversas patologías.

Lo mejor para alimentar bien a nuestros niños es proporcionarles una amplia variedad de alimentos que les resulten agradables. Debemos aportarles una dieta variada y equilibrada, procurando incluir alimentos de todos los grupos. Es recomendable repartir los alimentos en 5 comidas al día: desayuno, refrigerio a media mañana, comida, merienda y cena, porque esto contribuye a tener un mejor metabolismo.

Planeando la dieta

Hay que tener en cuenta que existe una gran variedad de alimentos que aportan los mismos nutrimentos, esto hace que podamos elegir los que respondan mejor al gusto del niño. Los alimentos que deben formar parte de la dieta de los niños y en general de toda la familia son los siguientes:

  • Lácteos: los niños de hasta 5 años deben tomar entre 1/2 litro a 1 litro de leche o derivados lácteos (yogures, quesos, etc.) lo que supondría 2 o 3 raciones repartidas a lo largo del día, por ejemplo en el desayuno y cena
  • Carnes, pescados y huevos: se deben tomar 2 o 3 raciones al día. Se aconseja moderar el consumo de carnes grasas y embutidos
  • Frutas, verduras y hortalizas: conviene consumir 5 raciones al día. No deben faltar 2 o 3 piezas de fruta en la alimentación diaria de nuestros hijos. De verduras y hortalizas se consumirán 3 o más raciones, algunas en forma de ensaladas o como guarnición de segundos platos
  • Los cereales (pan, maíz, arroz y pasta) y las legumbres: se deben consumir hasta alcanzar 6 raciones diarias. 1 o 2 raciones se pueden tomar en el desayuno (pan, galletas, cereales de desayuno) o a media mañana (bocadillo, barras de cereal), también en la comida, merienda y cena se puede incluir tortillas o pan y además en la comida o en la cena se puede comer: pasta, arroz y/o legumbres para completar el consumo aconsejado
  • Los dulces y grasas pueden y deben tomarse con moderación, ya que estos alimentos (dulces, productos de bollería y alimentos con mucha grasa) poseen gran cantidad de azúcares, grasa saturada y pocas vitaminas y minerales. Las grasas de elección serán el aceite de oliva y algunos aceites de semilla, como el de girasol, soya, etc.

Porciones del tamaño de las manos

Otro de los factores que ocasionan algunos problemas de salud es la cantidad de alimento que damos a nuestros niños. No estamos acostumbrados a las porciones de tamaño adecuado. El deseo de satisfacer el apetito de un niño puede llevar a que le llenemos el plato con una cantidad poco saludable de alimento, pero hay que saber que necesitan comer solo lo suficiente y que el exceso puede desencadenar problemas en su metabolismo.

Para calcular las porciones adecuadas, se puede usar tazas y cucharas medidoras para servir, pero una forma más fácil es aprender a medir porciones con la mano. Por ejemplo, la porción de carne, pollo o pescado debe de ser del tamaño de la palma del niño; la porción de cereales (arroz, pasta, cereal para el desayuno) y leguminosas (frijoles, lentejas) debe de ser lo equivalente en volumen a su puño cerrado, al igual que las porciones de fruta. La porción de vegetales es todo lo que ocupe ambas palmas del menor, y la cantidad adecuada de grasa a consumir lo equivalente a la yema del dedo pulgar (aproximadamente una cucharadita o menos).

El sobrepeso y obesidad no son los únicos trastornos alimenticios que pueden padecer los niños, los principales problemas de nutrición de los niños menores de 5 años son la desnutrición crónica (baja talla), la deficiencia de zinc y hierro, y la anemia, esto recalca la necesidad de que los padres ofrezcan una dieta completa a sus hijos, para evitar que lleguen a alguno de estos extremos.

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